Un artista plástico que trascendió las fronteras distritales... Un grande entre los grandes. Don Salvador Schneider fue un grande entre los grandes. Un artista que plasmó en sus obras el ideal supremo del espíritu, la gracia divina del alma que se revela a través del arte. Supo trazar con pinceles y cincelar con colores, la esencia misma de la vida. Artista plástico por convicción y talento dejó para la posteridad un conjunto de obras que mantienen vigente su existencia dedicada a la pintura. Esa pintura que amaba. Sus obras lo sobreviven no solamente a nivel local sino nacional e internacional. Son la imagen perenne de sus sueños, de sus anhelos, de sus ansias de plasmar la eternidad en un lienzo, de rescatar para siempre la fugacidad de in instante. Y lo logró. Consiguió enmarcar en un cuadro su vida, plena de talento, de manos abiertas a la amistad... que el tiempo colgó en el museo del arte de los grandes artistas, ese museo llamado recuerdo y que clama por un homenaje perenne.
Vaya para el amigo que ya no está, este sentido homenaje.
(En la imagen: Don Salvador pintando la Gruta de Fátima... Allí creó para la posteridad admirables imágenes que en su contexto embellecen el lugar dotándolo de un clima de beata santidad. (En la fotografía lo acompaña Pedro Pfoh, una persona de nobles principios comunitarios que colaboró con él para que el trabajo artístico resultara digno de admiración y respeto. Don Salvador era un grande entre los grandes. Nunca nos olvidemos de él ni de la hermosa obra que nos legó).
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