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Escribe Profesor Desiderio Walter (desideriowalter@gmail.com)
Gracias Julio César por tus maravillosas historias
El escritor Julio César Melchior está llevando a cabo una tarea cultural de excelencia. Esto lo digo con conocimiento de causa. He vivido mucho y recorrido mundo. Por eso sé ver las cosas con objetividad y reconocer cuando alguien está haciendo algo bueno. Julio César está cristalizando una obra gigante desde un pueblo pequeño perdido en la inmensidad de la República Argentina. Y lo hace con una calidad literaria que merece los mayores elogios. Su obra trasciende las fronteras locales, provinciales y nacionales. Nada escapa a su pluma. Posee sapiencia, sabiduría pese a su juventud, cultura, y, sobre todas las cosas, es un hombre de bien, una persona que se ha transformado en un ejemplo de vida. Alguien que se ha sobrepuesto a todas las dificultades y demostrado que, a pesar de todo, siempre se puede.
Para destacar en su justa medida el gran trabajo literario que está llevando a cabo el escritor Julio César Melchior mediante sus libros y el Periódico Cultural Hilando recuerdos –que publica en sociedad con su hermana María Claudia- he recurrido a un bello texto de Norma Osnajanski que dice: “Nuestros abuelos bajaron de los barcos y, tal como nos repetía la maestra, convirtieron a este país en un “crisol de razas”. Fue así que nosotros, los que hoy somos –o estamos en condiciones de ser- abuelos, crecimos arrullados por relatos de aquella Europa lejana, partera del nono y de la bobe, de la paella y del strudel. Había tiempo y cercanía para aquellos relatos y sabores: sin abuelas que trabajaran fuera del hogar, ni abuelos que asistieran a un curso para la tercera edad, fuimos abonando el modelo de la viejita de rodete blanco y el patriarca bigotón. Pero entonces llegó la tele y el control remoto, el divorcio y los nuevos vínculos y la idolatría de “lo joven”. No sólo Europa, sino cualquier otro lugar del planeta parece ahora cercano: los nietos nos los acercan por Internet. ¿Dónde quedaron rodetes y patriarcas? ¿Qué se hizo de aquel modelo?”.
El escritor Julio César Melchior es consciente de estas pérdidas irreparables y se lanza a recuperarlas, “a buscar respuestas con la humildad y el coraje existencial de bucear en las propias experiencias de los protagonistas. Sus obras, sus historias y sus relatos, son testimonios de un camino sin atajos: el dolor y el goce, las preguntas abiertas, el abanico multicolor de lo humano están presentes más allá de todo estereotipo. Desde la vulnerable intimidad que se crea entre las dos puntas de la vida –los abuelos y los nietos-, hasta las conmovedoras historias de geriátricos, pasando por la mirada de un “nieto de la calle” o la imprescindible mirada de una abuela abandonada por la vida misma. Detrás de ese caleidoscopio –cuyas figuras cambiantes rescatan ideas, emociones poesías de la vida- ha muchas horas de trabajo compromiso con un tema al que la sociedad mediática suele destinar escasa atención”.
“Los abuelos y abuelas” de las obras del escritor Julio César Melchior “son de carne y hueso, con sus sueños, cuestionamientos y amor. De la guía generosa de su pluma, de su corazón abierto, manan presencias vibrantes y necesarias. Que sus vidas hablen pues. Y que nosotros, sus afortunados lectores, sepamos aprovechar la sabiduría que traen”.
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