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hilando recuerdos

Página 13

 

Lágrimas sin consuelo

Adiós, mamá

 

No puedo despedirte. Quisiera poder dejarte ir como hice con otras personas, con los que me dañaron, con los que me amaron, pero a vos no puedo soltarte... No puedo, no puedo, no voy a poder jamás. No sé cómo se hace, no sé cómo se sigue viviendo sin vos. El alma se me muere, los días se me hacen infinitos, todo el mundo está creciendo menos yo. Me siento a la deriva sin tu beso, sin tu imagen y sin poder abrazarte. ¿Cómo hago para continuar? ¿Cómo hago? Necesito oír tu voz. Necesito de tus olores, de tus sabores y de tus quejas. No conozco la vida sin tenerte. ¿Cómo hago? ¿Cómo se sigue? ¿Cómo se puede vivir sin techo?

¡Ay qué dolor más enorme siento en el cuerpo! ¡Ay si pudieras poner tu mano en mi cuerpo para aliviarlo! Duele mucho, duele el alma, duele todo. ¿Cómo hago mamá? ¿Cómo hago para superar tu ausencia? Todavía no lloré demasiado y sin embargo mis ojos ya no tienen lágrimas. Ningún dolor se compara, ningún dolor. He dejado de ser hijo y aún no soy padre. ¿Cómo voy a seguir con esa ausencia? No quiero ser huérfano, no quiero. Quiero sentir tus brazos como cuando era niño, quiero que seques mis lágrimas cada vez que llore. Necesito oír tus retos cuando algo de lo que hago no te guste, y tus caricias suaves cuando crea que voy a morir.

¿Quién me arrancará de la muerte ahora? Porque sólo podías hacerlo vos, mamá. Sólo vos. ¿Cómo se sigue sin vos? ¿Cómo hago para continuar? Sé que me enseñaste a ser fuerte, a no decaer sin pelear hasta la muerte, esa es tu herencia y tu legado. Aunque vos me tenías a mí para pelear, en cambio yo no tengo a nadie.

Mi sangre se derrama sin dejar rastros, sin dejar descendencia. Si muero nadie llorará por mí y podré estar a tu lado. Pero conozco tu voz salvándome la vida y vivo por tus ojos que suplican y me ponen de rodillas: "No lo hagas nunca hijo. No dejes nunca de vivir”.

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