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hilando recuerdos

Página 10

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“Con gusto regresaría a mi niñez para volver a compartir mis días con mi abuelito querido”.

“Te quiero abuelito… hoy y siempre

 

“Mi abuelo Eugenio –cuenta a Periódico cultural Hilando recuerdos Esteban Denk- fue uno de los seres que más cariño y amor me han dado en mi vida. También éramos cómplices de travesuras. Recuerdo que mi papá siempre fue muy estricto y me castigaba porque yo, la verdad sea dicha, me portaba bastante mal cuando chico. Hacía travesuras como cualquier niño, pero con la mala suerte que mi papá se enteraba y me castigaba. Me dejaba en un cuartito de la casa para que pensara en lo que había hecho (esto era parte del castigo) y mi abuelo entraba a escondidas a acompañarme. En otras ocasiones cuando me peleaba con algún niño, el abuelo hacía como que me regañaba y nos moríamos de la risa cuando la mamá del niño se retiraba, convencida que me castigarían”.

 

“Fueron tantos los momentos bellos que pasamos juntos” –continúa evocando Esteban Denk, que ahora vive lejos de las colonias y regresa cada tanto a reencontrarse con sus antiguos recuerdos y visitar la redacción del Periódico-. “Él siempre procurando que yo estuviera bien. Otra anécdota que nunca olvidaré fue un día jueves que iba yo de camino al colegio de las monjas con mi brillante guardapolvo blanco y que pasa un carro y me salpica de lodo y agua. Casi me da un ataque porque no podía llegar así al colegio. Me regresé corriendo y llorando a mi casa y mi abuelo me calmó y me dio un té para que me entretuviera (de mi abuelo viene mi adicción al té) mientras me lavaba y planchaba el guardapolvo. Lo hizo en tiempo récord y me llevó al colegio a explicarle a la directora el porque de mi retraso. Mi abuelo era así, se dedicó a mi desde que nací y me dejó un vacío enorme el día que se fue.

“Ese día era el día después de mi cumpleaños y el día anterior habíamos comido torta de chocolate y la habíamos pasado muy bien. Al día siguiente, cuando regresé del colegio, lo iba a ir a saludar y mi mamá me llevó a mi cuarto a explicarme que mi adorado abuelo ya no estaba. Fue el día más triste de mi vida. Desde entonces lo llevo dentro de mi corazón y siempre el día después de mi cumpleaños es un tanto triste al recordar que ese día perdí a mi ángel. A 27 años de su fallecimiento lo recuerdo con amor, tristeza, cariño y alegría…una combinación de sentimientos que me causa esta fecha”.

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Desde el alma IV

 

A ti abuelo

 Colaboración de Eugenia Walter

 A ti, abuelo,
que me abrazaste con espacios
y sabias palabras.

A ti, en estos momentos que vives
lleno de dudas y miedos…
Ahora, que recorres con la memoria,
todos tus momentos, de los que yo,
soy solo un fragmento.

A ti, abuelo, que nos enseñaste
a valorar el poco,
y a despreciar el mucho.
Que cumpliste con tu ejemplo,
y supiste cristalizar tus sueños
en roca y vidrio.

En este momento,
cercano a tu silencio
Solo quiero decirte:
a
buelo, te quiero.

 

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