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hilando recuerdos

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Mi abuelo se marchó para siempre y…

Para siempre es demasiado tiempo

Para siempre es demasiado lejano. Para siempre es demasiado eterno. Y quería haberlo tenido para despedirme de él, para decirle que a pesar de su carácter difícil, lo quería mucho, pero como siempre lo hizo, se fue sin avisar y nos dejó solos y sin saber por qué.

No fui a su última despedida, a darle el adiós definitivo; pero aunque hubiese ido no lo hubiese querido ver. Prefiero mantenerlo en mi mente con tu semblante risueño, su expresión alegre, su mirada lejana y pensativa. O en casa conversando mientras la abuela hacía la comida; o en su coche, que tanto quería, camino de Coronel Suárez para cobrar su jubilación.

Cuando pienso en él, es gracioso pero siempre lo imagino en nuestro querido pueblo, o conmigo cuando yo era pequeño y me llevaba a pasear, me daba todo lo que yo quería, todo, y a veces me llevaba a la tienda de los Steimbach, y me decía:

-Elegí lo que querés.

Lo pasamos bien en el pueblo, ahora ¿sabes, abuelo?, ya no hay casa, ni huerta, aunque vos probablemente podrás estar allá sin hacer ruido, sin que nadie te vea, en tu antiguo cuarto y en tu huerta, porque la huerta siempre será tuya.

Y ahora ya hace dos años que te fuiste, en aquel 17 de agosto...

Un día me dijiste que querías llegar a los 93 años, porque tu padre se fue de tu lado con 39, no lo has conseguido pero no importa ¿verdad?, ahora ya estás con él.

Adiós abuelo, siempre te querré muchísimo. Me tortura pensar que no pude despedirme de ti, y que llevaba algunos meses sin hablar contigo, y que cada día que pasaba decía: mañana sin falta voy a verlo, pero al final no lo hacía, y así hasta que llegó el día en que mi hermano me dijo por teléfono que te habías muerto... Espero que desde algún rincón del cielo me oigas.

Gracias porque fuiste un gran abuelo para mi, y porque sé que me querías mucho. Adiós para siempre.

 

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Nostalgia

Mi primer cumpleaños sin mi padre

Colaboración de

Eleonora Safenreiter

En dos días cumpliré 30 años: será el primer cumpleaños sin mi padre, que falleció hace tres meses. A partir de ese día comenzó la etapa más triste y difícil de mi vida. Ya nada es igual. Mamá quedó sola en la casa de la colonia. Nada volverá a ser como antes. Porque él no regresará. Jamás volveré a escuchar su voz. De él sólo me quedan bellos recuerdos y una tumba en el cementerio, que voy a visitar todos los domingos, para hablar con él y llorar. Llorar y desahogar mi corazón de tanto dolor que me produjo su inesperada muerte.

 

Este año celebré el primer Día del Padre visitándolo en el cementerio; mi primer cumpleaños sin él; celebraré el próximo Día de la Madre, Navidad, Año Nuevo… Todo sin él. Será doloroso, muy doloroso, ver su silla vacía, en la cabecera de la mesa. Almorzar, cenar… Será un suplicio de silencios, de recuerdos, de palabras no dichas pero pensadas… De lágrimas retenidas para no hacer llorar a mamá.

No sé… Quizás el tiempo haga su cura y transforme todo este dolor en recuerdos; cosa que no creo. La esperanza la tengo; pero no creo que los años transformen este sabor amargo que llevo en el alma en dulces recuerdos.

Cuántas cosas quise decirle y no le dije por dejarlas para mañana. ¡Que error! El tiempo es ya, la vida sucede en este instante. Planificar no sirve cuando de sentimientos se trata.

Cada día que pasa, cada noche antes de dormirme, repito en mi mente, palabra por palabra, como si fuese un rezo, todo lo quise decirle y no le dije, con la esperanza que, desde donde mi papá se encuentre, me pueda escuchar.

"Papá, te extrañará que te diga estas cosas. Pero yo también estoy sorprendida y arrepentida de no haberte dicho todo esto antes. Hubiese sido tan fácil hacerlo. No tengo nada que inventar. Vos tenías todos los atributos positivos que un ser humano pueda tener: eras trabajador, honesto, dedicado, ordenado, decidido, responsable, amigable, generoso, conciliador, sociable, educado, activo, con personalidad atractiva, optimista, emprendedor, agradable, creativo, valiente, no eras egoísta y te gustaba dar y compartir con los demás, siendo en tu vida personal un ejemplo de lo que es ser un buen hijo, buen amigo, buen esposo y para todos tus hijos, has sido un magnifico padre, a quien debemos todo lo que somos hoy”.

Que increíble… ¿no? Ahora es muy fácil decirte todo esto. No exagero en ninguna de tus virtudes. Sólo me faltó la oportunidad de "reconocerlas", hacerte saber en vida cuánto te valoraba, lo mucho que te amo.

Gracias papá, por haberme querido tanto pero tanto. Tanto que ahora duele no haberte dicho todo lo que te quería yo.

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