Las brujas no existen pero nosotros hacemos que existan
El destino
La anciana tiró las cartas de tarot sobre la mesa, las observó leyendo con atención mi futuro, y me dijo que mi vida cambiaría de forma radical. Pero no me dijo en qué consistiría ese cambio.
Viendo que el tiempo pasaba y todo seguía igual, me divorcié de mi marido, aunque en realidad lo quería; me mudé de colonia, aunque mi colonia, me gustaba; y me busqué un trabajo totalmente distinto al que tenía, aunque la verdad es que el trabajo me daba mucha satisfacción.
Ahora, cuando veo mi vida tan cambiada, echo de menos a mi marido, a mi colonia y a mi trabajo, pero he llegado a la conclusión de que “qué le voy a hacer, si ese era mi destino”.
(Basado en un relato de Reyes Adorna)
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