Anécdotas disparatadas que cuentan los abuelos en ruedas de amigos II
Dialéctica especulativa
De vuelta a su terruño cierto joven estudiante, atiborrado de doctrina y con el entendimiento más aguzado que punta de aguja, quiso lucirse con sus padres, ancianos y sencillos habitantes de la colonia… Y cuando se sentaron para almorzar, de un par de huevos pasados por agua que había en un plato escondió uno con ligereza. Luego preguntó a su padre:
-¿Cuántos huevos hay en el plato?
-Uno –contestó el padre.
-¿Y ahora…? ¿Cuántos hay?
-Dos…
-Pues entonces –replicó el joven-, dos que hay ahora y uno que había antes suman tres. Luego, son tres los huevos que hay en el plato.
El viejo alemán del Volga se maravilló mucho del saber de su hijo; se quedó atolondrado y no atinó a desenredarse del sofisma. El sentido de la vista lo persuadió de que allí no había más que dos huevos, pero la dialéctica especulativa y profunda le quería hacer ver que había tres.
Fue la madre quien decidió la cuestión prácticamente.
Puso un huevo en el plato de su marido para que lo comiera, tomó otro huevo para ella, y dijo a su sabio hijo:
-¡El tercero comelo vos!
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