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hilando recuerdos

Edición Nº31 (Marzo 2009)

Títulos de tapa

Edición especial con recuerdos de las colonias enviados por lectores de todo el país

Páginas 10 y 11

Periódico Cultural Hilando recuerdos se ha transformado en material de lectura y consulta de familias radicadas en diferentes puntos de la Argentina. De esta manera han llegado a la redacción del periódico varias notas que rememoran la infancia que estos lectores vivieron en las colonias antes de partir a lugares muy lejanos de su tierra natal.

Mis queridos abuelos

Página 8

El presente de hoy está hecho, entre otras cosas, de pequeños y gratos recuerdos de instantes pasados. Todo niño tiene infinitas imágenes de otros tiempos y yo como todos mis hermanos y primos guardamos de las colonias los mejores recuerdos. Todos ellos vividos, comidos, dormidos, bailados, festejados y llorados en la casa de nuestros

Apareció la Segunda Edición del libro “La vida privada de la mujer alemana del Volga”

Luego de alcanzar un sensacional éxito de ventas, ya está en la calle la Segunda Edición del libro del escritor Julio César Melchior que cambió la historia de ver el pasado de las mujeres de las colonias. Una investigación inédita jamás realizada sobre la vida privada de la mujer alemana del Volga desde el punto de vista psicológico y filosófico. Abarcando los órdenes social, económico y sexual de su existencia.

 

Fotografías de Pueblo Santa Trinidad, San José y Santa María

 Páginas 6, 12 y 18

 

Catalina Leonhardt, Rosa y Carlos Sanfereiter y Cristina Leonhardt (Gentileza de Catalina Leonhardt).

 

José Berger, Luis Schmidt, Carlos Appelhanz, Raúl Baier y Juan Schmidt, parados frentes al bar que perteneció a don Buch y estaba ubicado en calle 9 de Julio, en Pueblo Santa María. (Gentileza Raúl Baier).

Página 2 y 3

Página 2 y 3

Tradiciones argentinas que asimilaron los alemanes del Volga

La taba

Segunda parte

Introducido en la Argentina por los españoles, se difundió muy pronto entre el paisanaje cuando los hombres se reunían en la pulpería en momentos de descanso o en reunión de cuadreras. La taba es un hueso de la pata de los animales, con un lado cóncavo y el otro plano. Más exactamente, la taba es el hueso astrágalo del vacuno y lleva en la mayoría de los casos un enchapado en sus extremos superior e inferior. Relata Armando Vivante que la taba se colocaba "sobre la palma de la mano abierta, tendido el brazo en leve recogimiento, fija la mirada en un punto convergente, donde, sin duda, van a unirse la intención, la baquía, la vista y el movimiento estético, en cuyo acto la imaginación se cierra en un sólo pensamiento: clavar el hueso". Los primeros antecedentes de la taba datan de 1639 cuando don Gaspar de Salinas, gran caballero de Córdoba, lo menciona en un escrito.

De la taba, dice el Diccionario de Autoridades (1726-1739) que, es un "Huesecillo que tiene el animal en el juego de la pierna. Parece que se tomó de la voz latina Tibia. Talus. Astragalus" y añade que “es un juego que usa la gente vulgar, tirándola por alto al suelo, hasta que queda en pie por los lados estrechos”.

A este juego de la taba es al que se refiere el gran escritor español Quevedo (1626) cuando cuenta que “Pasaron la tarde en jugar a la taba mi tío, el porquero y el demandador; éste jugaba misas como si fuera otra cosa. Era de ver como se barajaban la taba: cogiéndola en el aire al que la echaba, y meciéndola en la muñeca, se la tornaban a dar. Sacaban la taba como de naipe para fábrica de la sed, porque había siempre un jarro en medio".

A Rodrigo Caro, en un pasaje de sus “Días geniales o lúdicos” (1694), le parece que, a las tabas, los griegos las llamaron astrágalos y los latinos talos. Más adelante, en la misma obra confirma las denominaciones. En el Museo Británico hay una estatuilla de tarracota con dos figuras de mujer que juegan a las tabas. Procede de Capua (Italia) y data del siglo III a. de C.

Caro define a la taba como "aquel hueso que los animales bisulcos o patihendidos tienen en la coyuntura baja de las manos a la que llamaron los griegos astrágalos, los latinos talus, los españoles tabas o carnicol, los franceses osselet, los flamencos pickelsteen." Afirma, basándose en Platón, que el inventor del juego de la taba fue Theuth, creador de los juegos de fortuna de donde "se deriva la voz de tahúr con que denotamos a los que juegan ansiosamente". Dice que Noé jugó a la taba y también Júpiter. "Y todo esto no lo digo a otro fin que su mucha antigüedad". También sostiene que a la taba jugaron los niños y llamaban "muger, que es lo mismo que mocoso, a los que no jugaban bien a este juego".

El mismo autor (Caro, 1694) trata sobre el modo de jugar y supone que las tabas que se utilizaban eran las sacadas de los animales "o a su imitación hechas de diferentes materias, como marfil, oro, plata, etc.". El número de tabas era, de ordinario, cuatro, aunque se jugaba también con una y para evitar las fullerías no tiraban las tabas con la mano, sino tenían un vasito que llamaban "pyrgo, turricula o fritillo, el cual tenía dentro unas como gradas o escaloncillos... y las arrojaban sobre una tabla que llamaban alveolo." A la cara de la taba "que hace algo de hinchazón o barriga la denominaban Venus". La cara contraria "que hace una concavidad y es algo llana, le llamaban Canis, Chuis, Planus, Vulturius, etc...". A la cara con figura en forma de S la llamaban quaternion y la contraria ternion. En cuanto a los nombres "actuales" (año 1694) los designa como "taba, carne, chuca y culo".

Introducido en la Argentina por los españoles, se difundió muy pronto entre el paisanaje cuando los hombres se reunían en pulperías en momentos de descanso o en reunión de cuadreras.

En la actualidad continúa teniendo su apogeo en las estancias argentinas. Difícil es que en un establecimiento de campo, un día de entretenimientos, no se "tire" la taba.

¿Cómo se juega?


Se juega entre 2 personas y se prepara un campo de juego que se caracteriza, especialmente, por un terreno blando y un poco húmedo llamado "queso". Este queso se divide en 2 partes, mediante una línea bien marcada. A partir de esa línea cada jugador debe tomar una distancia de aproximadamente 6 metros, se enfrentan y cada jugador toma su posición para lanzar la taba (hueso de vaca) hacia el queso y debe pasar la línea hacia el lado contrario. Si no sobrepasa la línea, repite el tiro. Luego de ejecutado el primer tiro por ambos jugadores, se analiza quien ganó.
La taba puede caer en diferentes posiciones: con la parte lisa hacia arriba: suerte y es ganadora; con la parte hueca hacia arriba: culo y es perdedora; en forma vertical, llamada pinino (jugada popularmente conocida entre los alemanes del Volga como clavada), y es siempre ganadora.

Cualquier otra posición en que caiga la taba no es válida. Además participan varios apostadores, que juegan al tiro de quien ellos elijan. Normalmente las apuestas son por dinero, pero también se apuestan otros bienes o pertenencias.
El juego se realiza en lugares de tierra, es por eso que el "queso" es preparado con mucha humedad y es blando.

Sistema de apuestas: el canchero será el que recibirá las apuestas... pueden apostar los jugadores al tiro, y los espectadores a cada contrincante. El sistema es así: un jugador apuesta una suma de dinero al tiro, si sale suerte o pinino, gana; si en cambio la taba cae de "culo", pierde automáticamente; pero si cae de costado, le toca el tiro al adversario... lógicamente se tira hasta que uno gana y se pueden ir subiendo las apuestas a cada tiro. Los jugadores, al igual que en cualquier juego, compiten en categorías. Por lo general se muestra la categoría en la forma de tirar el hueso: los expertos suelen "clavar" la taba, en cambio los no tan duchos, la lanzan y la taba da unos cuantos tumbos antes de frenarse.

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El término taba

Algunos autores sostienen que la palabra proviene del griego astrágalos y del latín talus que significaban en ambos idiomas tanto taba como dado. Existió en Roma la lex tallaria contra los que jugaban abusivamente a los dados.
Otros autores afirman que la voz « taba » hace referencia a la manera de manipular estos huesitos y que debió ser el primer cubilete árabe que en dicha lengua se llama tabba o kaba. Y es probable que hayan sido ellos quienes introdujeron la palabra en España durante su larga dominación desde el año 711 al 1492.

 

 

Página 4

 

Nostalgia de una niñez sin abuelos

 Recuerdos que nunca se borran

 Colaboración de María Alicia Ruppel

 Nunca antes me lo había planteado tan seriamente, pero hoy he querido sacarlo a la luz porque siento nostalgia de algo pasado que no volverá a repetirse.

Siempre se tiene en mente a los abuelos, son recuerdos que nunca se olvidan (lo sé por experiencia de la vida).Yo no tuve esa suerte como otros niños con sus abuelos, me hubiera gustado tener ese mismo cariño.

La relación con los abuelos es maravillosa sobre todo cuando se puede tener la suerte de disfrutar de ella y de tener unos abuelos que conecten contigo. Yo no tuve la suerte de tener ese nexo ya que sólo conocí a dos de ellos, uno paterno y otro materno que el primero de ellos se encontraba enfermo y sentado en un sillón, y el segundo  vivía en un pueblo lejano de mi colonia y al que sólo veía cada cinco o seis meses, cuando venía a la casa de mis padres para ver a mis hermanos y a mí por cortos espacios de tiempo.

 

De mis abuelos no recibí ningún recuerdo personal ni fotográfico porque fallecieron en mi corta edad de la niñez, por ello nunca pude conocer ese sentimiento tan fuerte como el que yo tengo con mis propios nietos.

Es un tesoro hermoso y precioso de aquél que ha tenido la suerte de haber conocido a sus cuatro abuelos, haber recibido de ellos ese calor vivo de cariño hacia su persona, de que te hayan llevado al colegio tomado de sus manos como yo he hecho con mis seis nietos.

No he sabido lo que es dar un paseo por la plaza agarrado de la mano de un abuelo y que me diera consejos útiles de la vida y sus prejuicios para que jamás pudiera olvidar.

Cuántas cosas bonitas no he podido disfrutar de mis abuelos, esas sonrisas llenas de amor hacia mi persona, esos caramelos que nunca conseguí, y lo que más añoré fueron esos besos llenos de cariño, sabiduría y amor que de ellos pudieran haber recibido para alegría de mi corazón.

Los abuelos somos abuelos para siempre, somos libros vivientes para enseñar a nuestros nietos. Los abuelos también fueron niños y hoy somos esos seres tan especiales donde en muchas ocasiones buscan refugio los nietos. Es importante sostener una comunicación fluida con los abuelos ya que ellos siempre dejan huella en la vida.

 María Alicia Ruppel reside en cercanías de Bahía Blanca. Envió esta reflexión para ser publicada de manera exclusiva en Periódico Cultural Hilando recuerdos, del cual es suscriptora y ferviente lectora desde el mismo momento en que el periódico nació.

Tesoros que nos legaron nuestros antepasados

El mantel de la abuela

Colaboración de Ana Margarita Schechtel

¡Qué agradable es recibir visitas! ¿No? Uno se prepara para pasarla bien y se dispone a ser el mejor de los anfitriones. Todo reluce y la mesa está impecable, hasta colocamos ese mantel, que fue pasando por todas las mujeres de la familia como una tradición, a medida que se casaban. Su blancura es incomparable y sus bordados a mano nos recuerdan la laboriosa tarea de las mujeres de otras épocas, donde bordaban todo lo que encontraban a su paso, algo que hoy es prácticamente imposible.

El pensar en ello nos dibuja una sonrisa en la cara, mientras nos imaginamos con el más chiquito a upa, terminando de cocinar algo rápido, porque en unos minutos tenemos una reunión de trabajo, atendiendo el celular que no para de sonar y de paso vamos acomodando todo lo que encontramos desordenado... ¿Sabría nuestra architatarabuela en manos de quién iba a quedar ese mantel? ¿Se imaginaría el rol que desempeña hoy el sexo "débil"?

Todo muy lindo, pero un timbre nos hace volver a la realidad. Besos, abrazos y alegrías. Pasen, siéntense, qué quieren tomar, vamos a la mesa, por favor siéntanse en su casa, son palabras que inevitablemente surgirán de un momento a otro. Todo parece ideal hasta que alguien vuelca la copa de vino tinto sobre "el mantel" y para colmo de males a otro alguien se le ocurre decir jocosamente, las típicas palabras: ¡¡¡Alegría, alegría!!! ¿Cuál es la alegría? pensamos nosotros. Pero, con nuestra mejor sonrisa y una impecable actuación, que dejaría a más de una actriz de primera línea, con la boca abierta, decimos: No se preocupen... es simplemente un mantel... réstenle importancia al asunto...

Sin duda alguna, por dentro los queremos matar y en ese mismo instante evaluamos que seguramente el bellísimo, histórico y tradicional mantel, estará presente en muchísimas menos ocasiones de las que seguramente pensarían nuestros antepasados.

Ana María Schechtel vive en la Capital Federal. Es suscriptora de Periódico Cultural Hilando recuerdos, a través del cual, mes a mes, llena su alma –según confesó cuando nos visitó en la redacción- de dulces remembras e inolvidables recuerdos. Estas remembras y recuerdos la llevaron a publicar este bello relato.

Juegos para niños de antaño

 El triángulo

 El triángulo es una variante en el juego de las bolitas. Para jugarlo se dibuja en el suelo un triángulo equilátero de unos 30 cm. aproximadamente. Se coloca una bolita por participante en cada extremo del triángulo (si son más de tres participantes, las bolitas se colocan en cualquier punto del lado del triángulo). Posteriormente, los jugadores se sitúan a varios metros del triángulo y tiran cada uno una bolita, el que quede más cerca empieza, el siguiente más cercano será el segundo… de esta forma se establece el orden de tiro en la partida.

 El objetivo del juego es realizar un tiro de precisión (a uñeta: colocando la bolita entre el dedo índice y pulgar), para conseguir sacar la mayor cantidad de bolitas del triángulo. Cada bolita que saca le pertenece al jugar que logró retirarla. Pero si yerra, pierde la ocasión de continuar tirando y cederá la oportunidad al jugador que le sigue en orden. Su situación se complica aún más si su bolita queda dentro del triángulo, ya que no podrá seguir jugando y otro jugador podrá sacar la bolita y quedársela como trofeo. El juego acaba cuando las bolitas dentro del triángulo han sido sacadas por los jugadores.

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Lecturas que leían los abuelos en la escuela primaria

 Las ranas pidiendo rey

Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una delegación a Zeus para que les enviara un rey.

Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca.

Espantadas las ranas por el ruido que hizo el  leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso.

Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo.

Indignado, Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin compasión.

 

Moraleja: A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto.

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Para pensar

¡Corre, corre, que te alcanza

el show de la adivinanza!

 

De negro y en procesión
adivina quiénes son.
                                                         (Las hormigas)

 

Una pata con dos pies,
¿es cosa que puede ser?
                                                             (La pata)

 

En alto vive, en alto mora,
en alto teje, la tejedora.
                                                           (La araña)

 

En un monte muy espeso
anda un animal sin hueso.
                                                            (El piojo)

 

¿Qué bicho dirás que es,
que es algo y nada a la vez?
                                                             (El pez)

 

¿Cuál es el animal 
que siempre llega al final?
                                                            (El delfín)

 

Página 6

 

¡Aquellos lejanos y bellos tiempos en que la gente de Pueblo Santa Trinidad bailaba al compás de la música de Evaristo Paul y José Gertner! (Gentileza de María Ester de Paul).

 

Recuerdo del enlace matrimonial de los esposos Teresa Schulmeister y Carlitos Paul. Junto a ellos están: Ángel Celestino Paul, María Ester Mayer y Evaristo Paul (Gentileza María Ester de Paul).

 

¡Parece que fue ayer cuando se celebraron los cincuenta años de casados de los esposos Ana Mayer y Juan Müller! Los acompañaron María Ester Mayer, Evaristo, Ángel, Celestino, José y Albino Paul (Gentileza María Ester de Paul).

 

Celebración de las bodas de oro de los esposos Magdalena Laud y Nicolás Mayer. Compartieron tan feliz momento: Ana de Müller y María Ester Mayer (Gentileza María Ester de Paul).

Página 7

Anécdotas inéditas que sucedieron en las colonias I

El inspector de tránsito

Colaboración de Anselmo Detzel

En una de las colonias alemanas del Volga de la Argentina, un inspector de tránsito llegado de la ciudad, que gozaba haciendo alarde de su autoridad, detuvo a un joven conductor que iba a gran velocidad por la calle principal.

El joven empezó a protestar:

-Pero inspector, déjeme que le explique: Yo...

-¡Silencio! Lo voy a detener hasta que me pueda comunicar con mi jefe o en todo caso con el delegado municipal –y diciendo esto llamó a un agente de policía.

El muchacho insistía:

-Pero inspector, escúcheme, tengo prisa...

El inspector replicó:

-Cállese ahora mismo... ¡A la cárcel!

Varias horas después, el guardia del destacamento policial donde estaba demorado el joven y el inspector de tránsito fueron a ver al detenido y le dijeron riendo, en un acto de abuso de autoridad:

-Ha tenido usted suerte, jovencito. Mi jefe asiste a la boda de su hija, cuando regrese estará de buen humor y seguro que lo perdona.

-No este tan seguro -replicó el joven-. Yo soy el novio.

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Anécdotas inéditas que sucedieron en las colonias II

Avivadas de los propietarios de comercios de ramos generales

Colaboración de Andrés Gottfried

Don Agustín trabajaba de sol a sol en el puesto de una estancia que se encontraba a unas veinte leguas de las colonias, donde apenas si ganaba lo suficiente para vivir. Así y todo se decidió, luego de mucho pensarlo, a comprar a plazos una cuna que le resultó indispensable cuando su mujer le dio el primer hijo.

Y un buen día, transcurrido ya bastante tiempo de haber abonado la primera cuota, y satisfecho del paso que iba a dar, desmontó frente al negocio de Ramos Generales de la colonia, que vendía de todo, en un cambalache de objetos que entre los que se podía ver, entre muchos otros, escobas, alambre, peines, ropa y hasta cosechadoras.

Lo atendió el mismo dueño del negocio, que deseando mostrarse amable le dijo, mientras le devolvía el documento firmado por Don Agustín al sellar el compromiso:

-Muy bien, amigo. Ya sabe que quedamos completamente a sus órdenes. Y… a propósito, su hijito… ¿cómo anda?

-¡Espléndidamente! –contestó Don Agustín-. Se casa el sábado.

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Hoy, desde la distancia de mis sesenta años, comprendo que…

El mejor recuerdo que tengo son mis abuelos

Colaboración de Enrique Wagner

Me contaban historias, me enseñaban cosas, me consolaban cuando mis papas me regañaban, me preparaban ricos platos tradicionales...

Hoy, mirando desde la distancia de mis sesenta años, sé que los abuelos pueden llegar a ser muy listos o muy pesados y repetitivos. Mi abuela era una de esas personas que querían que los demás aprendiéramos a hacer un surco para sembrar papas, que plantemos verduras: que sepamos leer y escribir. Y siempre repetía lo mismo. Día tras día. A uno le parecía algo pesada; pero hoy sé que ella lo decía porque quería que nosotros, los más pequeños de la casa, saliéramos adelante.

Los nietos queríamos aprender de ellos todo lo que se pudiera: sus rezos cuando uno se portaba mal, la cura del empacho... Y por eso, hoy, a mis sesenta años, es a mis abuelos, a quien más recuerdo.

 

Página 8

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Y se va la casa de…

"…mis queridos abuelos"

Colaboración de Esteban Schmidt

El presente de hoy está hecho, entre otras cosas, de pequeños y gratos recuerdos de instantes pasados. Todo niño tiene infinitas imágenes de otros tiempos y yo como todos mis hermanos y primos guardamos de las colonias los mejores recuerdos. Todos ellos vividos, comidos, dormidos, bailados, festejados y llorados en la casa de nuestros abuelos.

Una casa que se llenaba de alegría en el mes de diciembre, cuando terminaban las clases… Y se llenaba de barullo, de gritos, de corridas. Una cocina que era enorme pero en donde nunca había lugar para pasar, porque mi abuela preparaba infinidad de platos alemanes, rodeada de una familia, la nuestra, de otra familia, la de mis tíos, de otra familia, la de mis tías, en fin: un maravilloso "vivir en familia". En resumen: un gran y hermoso lío.

Hoy pienso en que distinto el tipo de vida que vivieron ellos que llegaron del Volga, de allá lejos en Rusia, con nada, y el tipo de vida que nos dieron después de una existencia de esfuerzos para ser mejores, para hacernos una familia y para conseguir un ideal: “Hacer la América”. Ese esfuerzo no se ve cuando uno es un niño pero que por suerte para todos, o muchos, crecemos.

Y un día mi abuelo, porque la casa quedaba demasiado chica, le dice a mi madre: voy a comprar el terreno de al lado y te voy a hacer una casa para que estés junto a nosotros.

Y después de construida la casa compra el terreno lindante que da al fondo y construye más casas para sus otros hijos.

Y con los años mi abuelo y mi abuela pasan a mejor vida, sucesiones: ¡Esto es mío! ¡Esto es tuyo. Y la casa de mis abuelos queda para dos tías, deciden los dos tíos, sus esposos.

Dos años con un horrible cartel: En Venta. ¡Cómo puede ser! ¿No hay alguna otra mejor alternativa que vender lo que con tanto sacrificio y placer al abuelo le costó construir y mantener? ¿En dónde quedan los recuerdos, los momentos vividos, los gritos del abuelo desde el jardín llamando: “¡Agnes! (por Inés, mi abuela) ¿Qué hace ahí en la pieza que no prepara la comida para los chicos?”. Y la abuela dejaba lo que estaba haciendo en el cuarto y se ponía a cocinar. ¡Y la casa está, ahora, en venta! ¿No hay un corazón, un cachito de sentimiento que los haga recapacitar? No, la casa está. ¡Inventa!

Y un día de septiembre, creo, sacan el cartel porque la casa de mis abuelos se había vendido. Resignación. Realidad ante lo inevitable. Ajustar los sentimientos a Derecho. Lo que no es mío no es mío. Y lo que es mío, jamás, nadie, me lo va a poder sacar, porque lo llevo profundamente grabado en el corazón: mis abuelos, la "casa de las colonias", los veranos en familia, etc. Es sin lugar a dudas lo que hace a un presente feliz, y seguro.

Y un día de verano gente nueva comienza a entrar y salir de la casa. Me acerco para darles la bienvenida a la colonia, para felicitarlos por comprar una casa tan linda, y para invitarlos a tomar mate a casa de mi tía, donde me hospedo ahora cuando regreso en verano, durante mis vacaciones. Si necesitan cualquier cosa: ¡por favor! no duden en llamarme. Cosas básicas de un buen vecino.

Un domingo, desde el jardín, a través del cerco, veo que mi vecino está en la que fue la habitación de mis abuelos tratando de arreglar los enganches de metal de la persiana. Y como no lo logra, decide cambiarlas. Así es como comienza cambiando las ventanas, luego las puertas… y después modifica su interior, transformando totalmente la casa de mis abuelos. Mientras mi corazón se desangra observando como mi pasado va cayendo bajo la piqueta de los albañiles, borrando mi ayer que, gracias a Dios, sobrevive en mi memoria.

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